Te quedan nueve días

Recojo de nuevo el tema de la innovación para que no se enfríe tu voluntad de comprometerte con ella.

Quedamos en que te quedan sólo nueve días para lanzar alguna iniciativa concreta ¿no…?. A ver si hoy te puedo ayudar a avanzar algo más.

Releía hace unos días una definición de innovación de hace unos años: La innovación es la realización, la combinación o la síntesis del conocimiento en nuevos productos, procesos o servicios originales y relevantes.

Esa innovación se suele clasificar en incremental y radical. La innovación incrementalo marginal se entiende como la explotación, mejora o reconfiguración de formas o tecnologías existentes y que pueden aplicarse para nuevos propósitos.

La innovación radical, por el contrario, trata de generar algo nuevo para la sociedad, alejándose de los métodos y tecnologías existentes. Las nuevas tecnologías desplazan a las existentes y provocan la obsolescencia de los modelos de negocio basados en ellas. Las ideas radicales normalmente tardan tiempo en gestarse y desarrollarse y su aparición en los mercados es sólo ocasional e impredecible. Se acompañan de un mayor riesgo pues suelen requerir inversiones elevadas y tardan años en presentar resultados tangibles (en el caso de alcanzarlos).

Si bien los tiempos actuales podrían poner en discusión algunos de los principios anteriores, en general son todavía aceptables. Por eso la mayoría de las empresas se centran en proyectos de innovación incremental. Tienen menos riesgos, no exigen inversiones elevadas y tienen más probabilidad de producir resultados en un tiempo razonable.

Ya he comentado otras veces que es un error asociar innovación sólo al desarrollo de nuevos bienes físicos. Las innovaciones en los procesos productivos y en los servicios son tanto o más importantes y determinantes hoy para la viabilidad de empresas y sectores. Las innovaciones en aquellos ámbitos han llegado a jugar un papel definitivo en la forma de competir en determinados sectores, e incluso han sido capaces de generar modelos de negocio pioneros como en la distribución musical o en el transporte aéreo, por mencionar algunos conocidos.

Si te dijera que la clave está en pensar cómo prestar un mejor servicio a los clientes, eso te sonaría a discurso genérico y, por impreciso, no te sería de gran ayuda. De ahí que me parezca que habría que ir desterrando esas expresiones de “mejor servicio” y “mayor calidad”. A mí me parecen ya expresiones vacías y por eso trato de evitarlas.

La definición inicial de innovación me parece que sigue siendo sustancialmente válida. Pero sería de más utilidad si te explicara cómo lograrlo. Como hemos repasado otras veces:

  • Habrás de centrarte en las necesidades del cliente no satisfechas.
  • Serán necesidades manifestadas por él o anticipadas por ti.
  • Que se dirigen a ayudarle a que pueda completar su trabajo cualquiera que sea éste.
  • Sin olvidar que el cliente es externo pero también puede ser interno, de tu organización.
  • Que cualquiera que esté verdaderamente comprometido con el cliente o los procesos implicados podrá generar esa innovación original y relevante.
  • Y habitualmente el valor generado por la innovación puede ser medido en términos económicos lo que contribuye a su credibilidad y aceptación

 

A mí me resulta útil observar y analizar las innovaciones en distintas empresas y sectores, sus características, si son incrementales o radicales, su impacto sobre las reglas de la competencia y en la definición de modelos de negocio…

Si lo haces obtendrás información que te ayudará a no quedarte descolgado en tu sector, preservando ventas y beneficios, y con seguridad serás capaz de generar innovaciones propias.