¡No lo hagas…!

Vamos a tu agenda. Ahí está relatado el tipo de profesional que eres y las cosas que te interesan. Quizás no te guste lo que muestra de ti, pero desde luego no engaña.

Hoy en vez de reflexionar sobre lo que debería estar en ella y no aparece, prefiero pararme en lo que no debería estar. Se trata de analizar esas actividades que haces y que no debieras realizar por alguna de estas razones:

  • Carecen de interés y te hacen perder tiempo.
  • No tienen nada que ver con tus objetivos profesionales o personales.
  • Son tareas que deberían realizar tus colaboradores. ¡Delega!
  • Te dispersan, por lo que no puedes dar lo mejor de ti mismo en aquello que es lo principal.
  • Te suelen ocasionar estrés, al no dejarte hacer lo que debieras.

Estas son algunas de esas cosas que no deberías hacer:

  • Trabajar sin horario.
  • Revisar el correo como primera actividad del día.
  • Revisar el correo constantemente.
  • Acudir a reuniones sin una agenda clara e interminables.
  • Contestar llamadas de desconocidos.
  • Dedicar tiempo a clientes que deberías haber despedido hace tiempo.
  • Atender urgencias y no hacer lo importante.
  • Estar conectado al teléfono o al ordenador de continuo.
  • Comer solo.
  • Dejar para mañana lo que deberías haber entregado ayer.

Y algunas sugerencias complementarias:

  • Pon esa lista de lo que no harás donde puedas verla.
  • Actualízala cada mañana antes de ponerte a trabajar.
  • Compártela con tus colaboradores: La ayuda será mutua.
  • Añade durante el día aquellas cosas que sean causa de desviaciones.

Escribe tu lista de las cosas que no has de hacer. Y ¡prepárate…! Es más difícil de cumplir que la lista de cosas que deberías hacer.