A ver si hay suerte

Una vez más estoy sentado en la plaza 1C de la aerolínea de bajo coste. Las oportunidades de aprender cosas son extraordinarias y están incluidas en el mismo precio del viaje. Una señora que acaba de entrar sonríe al piloto que ha salido de la cabina para observar como progresa el embarque y se dirige a él diciéndole: Bueno, ¡a ver si hay suerte y va todo bien…!

Quiero pensar que si puedo contarlo es que, en contra de lo que ella pedía, no hubo suerte. Estarás de acuerdo conmigo en que subirse a un avión no puede parecerse a entrar en un casino a jugar a la ruleta. Das por supuesto que los técnicos han realizado las revisiones especificadas, que el piloto es experimentado, que los sistemas de vuelo funcionan y están duplicados para asegurar su funcionamiento ante cualquier incidencia.

No quiero que haya suerte cuando subo al avión, ni cuando entro en quirófano, ni cuando compro un coche, ni cuando me sirven la comida. Espero que en todos esos casos haya un comportamiento profesional, la aplicación de los mejores conocimientos y el funcionamiento de mecanismos de eliminación de riesgos que aseguren que llego a mi destino, que el tumor es extirpado, que el coche no deja de funcionar en una curva cuando circula a 120 Km/h, que la mayonesa no contiene salmonella…

Si tus clientes no esperan que haya suerte, tampoco tu gestión empresarial puede compararse a una tirada de dados. Y sin embargo parece que muchos juegan a eso. Tiras los dados cuando…:

  • … pones un producto genérico en el mercado y esperas que te lo compren.
  • … no inviertes en tu formación ni en la de tu gente.
  • … no buscas el asesoramiento en aquellas materias que desconoces.
  • … evitas relacionarte con tus clientes, proveedores, socios y complementadores.
  • … demoras la implantación de las nuevas tecnologías.
  • … crees que la salida de tu crisis depende de lo que decidan en Madrid o Bruselas.
  • … no cambias de comportamientos y esperas que los recortes afecten a otros.
  • … optas por irte de vacaciones y esperas a septiembre para tomar esas decisiones.

No tiene sentido hacerlo y más cuando sabes que los dados vienen cargados y que son muy altas las probabilidades de que no salga aquello por lo que has apostado.

¿Qué haces para no jugártela…?

 

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