¿Cuestión general o excepcional?

Empiezo hoy con el repaso de las distintas propiedades que identificaba ayer en el proceso de toma de decisiones.

La primera particularidad de dicho proceso de decisión exige determinar si estamos ante una cuestión de carácter genérico o de carácter excepcional. ¿Se trata de algo que sucede habitualmente o es un acontecimiento singular?

Si estamos ante una cuestión de carácter general debe responderse con una norma o principio, con una política. Si desarrollamos el principio correcto todas las situaciones similares podrán tratarse de manera pragmática, adaptando la norma general a las circunstancias concretas de cada caso.

Por el contrario, los sucesos excepcionales piden ser tratados como tales, de forma individual y sólo cuando aparecen. No pueden desarrollarse reglas para lo excepcional.

Desde el punto de vista directivo, habrás de dedicar tiempo a identificar el tipo de cuestión al que te enfrentas. Si realizas una mala clasificación del asunto acabarás por tomar una decisión equivocada. Estos son algunos de los posibles errores en los que puedes incurrir:

  • Tratar una cuestión de carácter general como si fuera un conjunto de situaciones excepcionales; esto te lleva a un pragmatismo empírico donde tomas decisiones en cada caso sin obedecer a unos principios comunes. Este comportamiento genera frustración ya que al carecer de orientaciones claras, es fácil caer en actuaciones contradictorias.
  • Otro error muy común es el tratar un nuevo acontecimiento singular como si fuera un caso más de un tipo de problema ya habitual y conocido. Se le aplican por tanto, erróneamente, unas normas ya establecidas que ahora resultan inapropiadas.
  • También puede ocurrir que identifiques de manera errónea o incompleta el problema fundamental a que te enfrentas.

 

De partida, siempre debes asumir que el problema que se te presenta es un reflejo de una cuestión de carácter más general y superior. Trata de identificarla y establecer una solución común en vez de ocuparte sólo de tratar el síntoma específico que se te presenta.

Si verdaderamente la cuestión parece singular, sospecha que quizás estés ante la primera manifestación de un nuevo problema subyacente. Debes tratar entonces de generar una nueva solución conceptual.

Un directivo eficaz, en la práctica, no toma muchas decisiones. Esto no se debe a que le dediques mucho tiempo a tomar cada una de ellas y de ahí que no puedas decidir mucho. Lo que ocurre es que habitualmente habrás de decidir sobre cuestiones de un alcance superior que se traducirán en principios y normas de aplicación general. Después ya sólo se trata de aplicarlas a las cuestiones que presenten, si acaso con una mínima adaptación.

 

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