No discutas con tu jefe

Hace un par de días leía este artículo del WSJ que defendía que discutir con el jefe era una manera de tener una carrera profesional de éxito.

El hecho de que una determinada opinión en temas de dirección empresarial aparezca en el WSJ no es garantía de acierto. Y la interpretación de este artículo, más compleja de lo que su título puede resumir, me da pie para hacer algunas observaciones a partir de mi experiencia y que podemos debatir en los comentarios.

En mi opinión, la idea con la que habría que quedarse es la contraria, discutir con el jefe no te ayudará nada en tu carrera. Podrías pensar que eso es algo obvio y sin embargo, la escasa preparación de profesionales y directivos, junto a una nueva cultura que podría denominarse como de “coleguismo” puede llevar a jóvenes profesionales sobradamente preparados a cometer graves errores.

Una situación fácil de observar hoy día: El bloqueo de buena parte de empresarios y directivos actuales en cuanto al modo de relanzar sus negocios, y el elevado impacto simultáneo de las nuevas tecnologías en ellos. Los colaboradores más jóvenes pueden demostrar un buen dominio de las nuevas tecnologías junto a una creatividad desbordante. En realidad, nada distinto de lo observado en generaciones anteriores.

Lo normal, por tanto, es que discrepes de las opiniones e ideas de tu jefe. Lo que no será tan normal es que establezca los sistemas y canales de comunicación adecuados para resolver esas discrepancias de manera inteligente y beneficiosa para la empresa. Quizás en el futuro si, pero en el corto plazo, será excepcional que encuentres directivos abiertos a poner en discusión sincera sus propias ideas.

¿Qué debes hacer entonces? Estar bien preparado, disponer de argumentos sólidos para defender tus propuestas en el caso de que te permitan manifestarlas, presentarlas educada y profesionalmente, dejar la decisión final a quien corresponda. Y sea cual sea el resultado, adherirte a su ejecución buscando destacar como el primero.

No olvides que tu experiencia, que tu conocimiento de la organización y de las posibles variables que pueden intervenir en una decisión, objetivamente, no te hacen la persona más preparada para acertar en las decisiones. Lo sensato es ceder el juicio. Y si consideras que debes hacerlo con demasiada frecuencia y los resultados te desmotivan, habrás de pensar en buscarte otro directivo.

He tenido un buen número de jefes y sólo recuerdo a dos verdaderamente excepcionales, capaces de escucharme, de no atender mis argumentos, de llegar abroncarme incluso, y de disculparse después y corregir sus decisiones. Lo más habitual, jefes poco abiertos a escuchar y a formar a sus colaboradores.

¿Cuál es tu experiencia?