Ocurrió a medianoche
Hay quien dice que el mundo cambió a medianoche hace unos pocos años (ver Eddie Obeng). Es una manera de expresar que las reglas que gobernaban la lógica de nuestro mundo han cambiado, de forma radical, repentina y sin que muchos sean aún conscientes de ello.
El caos se ha convertido en la característica más descriptiva del mundo de los negocios, resultado del cambio vertiginoso y continuo que afecta a las economías. Las empresas, incluso las más reconocidas, suben y bajan como nunca.
Los modelos de negocio más establecidos ya no funcionan. La búsqueda de las economías de escala y la eficiencia resultan fórmulas perdedoras cuando lo que se necesita es agilidad y rapidez para reconvertirse. Los lazos que unen a empleados con sus empresas y los clientes con sus marcas son ahora extremadamente frágiles.
¿Quiénes puede desenvolverse bien en este entorno? Se les ha empezado a llamar la Generación Flux. No se corresponde con un determinado grupo de edad sino que les definen unas características psicográficas: personas adaptables, flexibles, capaces de aprender de cualquier sitio, tomadores de decisiones conscientes de que podrían tener que revisarlas y cambiarlas radicalmente cada tres meses.
Miro a mi alrededor y veo que la mayoría aún no se ha despertado. Las estructuras organizativas siguen inmutables. Las empresas siguen con los mismos supuestos acerca de lo que funciona y de cómo utilizar sus recursos cada vez más escasos. Se aplican normas definidas para entornos estáticos, vigentes décadas atrás donde existían unas tecnologías que hace tiempo han quedado obsoletas. Utilizamos una lógica que damos por cierta en un mundo que ya no existe.
Veo con admiración y no poca envidia a quienes se desenvuelven bien en estos tiempos. Observo con preocupación que son pocos los que me quedan cerca geográficamente. Pero sin duda los hay y me gustaría formar parte de esa Generación Flux y atraer a mis amigos y colegas.
Cuesta creer que no estamos en los últimos minutos del Titanic. Aún quedan plazas en este bote salvavidas: ¡Soluciones!
¡Salta…! Te esperamos.