De universidades (2)

Back to School_classroomMe habías pedido un De universidades (2) y aquí está. Te parecía que había sido muy prudente en el anterior, pero como te comentaba, estas notas no pueden ser excesivamente largas.

Abordar el tema de la formación universitaria no es sencillo tanto por la diversidad de las posibles facetas a tratar como por la dimensión de su impacto social. Pero hablemos hoy de la formación impartida de manera on line o virtual.

La mayoría de las universidades se han lanzado a desarrollar y promover todo tipo de programas en este formato. Lo han hecho impulsadas por la necesidad de llegar a un mercado más amplio, ante la caída de su mercado de alumnos presenciales, y para responder a las acciones de distintos competidores.

El resultado es una oferta inconmensurable de cursos, ofertados por universidades oficiales, nacionales y del extranjero, y por todo tipo de entidades formativas más o menos consolidadas.

Hemos asistido a un proceso de industrialización de la formación universitaria con el objetivo de llegar a mercados masivos a unos costes muy bajos, y en determinados casos, con acceso gratuito. Esto ha conducido a una oferta de carácter genérico, imposible de discriminar en su calidad, que se dirige a un mercado que compra por precio y cuyo objetivo es disponer de un título oficial o certificado equivalente que acredite la adquisición de determinados conocimientos.

Como en otros sectores económicos, también en el de la formación universitaria es posible encontrar ese segmento de mercado, que en estos momentos parece muy amplio. Lo discutible es si esa industrialización de la oferta responde a las verdaderas características de la formación universitaria y a las necesidades reales de la población. Como ocurre con otros productos de consumo masivo, el que la gente los compre no dice nada de la satisfacción de las necesidades de las personas.

Mi experiencia con universitarios, tanto jóvenes como profesionales más adultos, es que impartir formación que realmente tenga impacto se parece más a un arte que a una actividad técnica. Esto significa que toda clase o sesión es distinta y singular porque se construye cada vez a partir de la interacción con una audiencia específica.

Algunos conocimientos se pueden “enlatar”. Las nuevas tecnologías permiten acercar conocimientos a cualquier lugar y en cualquier momento; pero sólo pueden sustituir muy parcialmente, todavía, la experiencia de la interacción personal profesor-alumno o profesor-grupo.

Enseñar o aprender en vivo y en directo tiene sus riesgos. Puede perder en perfección pero gana en convicción. Es todo un lujo que no puede adquirirse a precios reventados. Probablemente sea la inversión no especulativa más rentable, también desde el punto de vista financiero, aunque no sea eso lo esencial.

Gracias por animarme a seguir con este asunto.

P.S.: Me he encontrado con este video que va incluso más allá. Tienes que verlo.