En quién confiar

poligrafoTreinta y cinco años de profesión me han dado para ser testigo de cuantiosas injusticias. Seguro que a ti te habrá ocurrido algo similar.

En una economía cada vez más social, caracterizada por el papel determinante de las relaciones que se establecen, la pregunta de “en quién confiar…” parece pertinente.

Desde la psicología nos tratan de aleccionar para reconocer en nuestros interlocutores esos signos inconscientes que confirmarían que no son personas de fiar. Nos sugieren también el dejarnos llevar por nuestra intuición en este punto.

Mi impresión es que tanto estas actitudes como la pregunta original son equivocadas. Creo que no sirve de nada etiquetar a las personas y menos si pretendes prejuzgar sus intenciones.

Nadie es corrupto en todo tiempo y circunstancia, ni con todas las personas con las que se relaciona. El comportamiento injusto sólo se produce cuando alguien valora más una ganancia a corto que unas consecuencias negativas a largo plazo de su acción y que estima poco probables. Es imposible predecir cuándo se darán esas circunstancias y quien elegirá la opción equivocada.

Ser desconfiado carece de sentido. El “piensa mal y acertarás…” es uno de tantos refranes populares equivocados. Lo relevante no es tanto identificar a posibles desleales sino ganarse la confianza de todos los demás. Y esto es algo operativo y a tu alcance.

Demuestra con tu comportamiento que pueden confiar en ti. Es el único camino seguro para que se comporten de manera recíproca. Si te ganas su confianza reducirás la posibilidades de ser tratado injustamente. Algunas actitudes y comportamientos te ayudarán a lograrlo, como:

  • La sinceridad: Cuando presentas lo que te propones de manera clara y reconoces tus limitaciones y lo que te preocupa.
  • La coherencia: Tus palabras y tus actuaciones son congruentes con tu verdadera manera de pensar.
  • La fiabilidad: Cumples de manera consistente con los compromisos adquiridos.
  • La comprensión: Eres capaz de suspender el juicio y evitas criticar. Salvas la intención en la evaluación de comportamientos.

 

Y al mismo tiempo no tengas reparos en ofrecer tu confianza a colaboradores, clientes, proveedores… Y a tu jefe, claro, o de otro modo te convendría buscar uno nuevo en otra parte.

Quizás en alguna ocasión te engañarán. Pero lo que pierdas una vez se verá compensado de sobra por las satisfacciones de muchas otras relaciones estrechas y duraderas.