Gracias

Imagino que los que me conocéis bien esperabais que escribiera algo sobre la noticia del día: el fallecimiento de Steve Jobs. De hecho mientras escribía esta nota, aquellos con los que he hablado me lo han mencionado en la conversación.

Es obligado dedicar unas líneas a recordar una persona que ha tenido un impacto significativo en nuestras vidas. El día de mañana quienes no hayan sido contemporáneos de Steve Jobs nos mirarán con curiosidad por haber sido testigos de su época.

Hoy encontrarás muchas columnas escritas sobre este asunto. No pienso leer muchas. Os recomiendo la de Walter S. Mossberg en el Wall Street Journal

Yo sólo recordaré mi experiencia en 1984 en Boston, como becario postdoctoral de la Fundación Fullbright en la Harvard Medical School. El primer cheque de la beca lo invertí en la compra de un Macintosh, el ordenador personal de Apple que acababa de salir pocas semanas antes de mi llegada (una más de mis habituales decisiones arriesgadas, pues la economía doméstica no estaba para muchas licencias).

Esa herramienta resultó determinante para mi productividad científica en los siguientes doce meses. Las publicaciones que se escribieron en él me permitieron ganar la plaza de profesor universitario a mi regreso. Sin esa ayuda, el número de trabajos realizados hubiera sido sensiblemente inferior.

Esta es sólo una de las muchas historias que podría contar. Otras ya me las habíais escuchado.

Gracias Steve y hasta la vista…