El seguimiento de tus decisiones

Hoy acabo con la última propiedad que debe incorporar todo proceso de toma de decisiones.

La decisión debe incluir un mecanismo de feedback, un sistema de información que señale de manera continuada el grado de avance hacia la consecución de sus expectativas.

Quienes tomamos decisiones somos personas, y por tanto sujetos capaces de equivocarnos. Toda decisión, incluso la aparentemente más acertada y eficaz,  puede demostrarse equivocada o volverse obsoleta al cabo de poco tiempo.

De ahí que la única manera de saber si las condiciones que influyeron en la decisión se mantienen y siguen siendo válidas sea descender al terreno y comprobarlo uno mismo. La realidad es cambiante y los supuestos utilizados en el análisis de la decisión, más tarde o más temprano acaban caducando lo que obliga a replantearla.

Si no lo hacemos corremos el riesgo de mantenernos en un curso equivocado, que ya no sea apropiado ni razonable.

Por eso es tan crítico disponer de un buen sistema de información que proporcione cifras e informes periódicos del estado de la cuestión. Pero tenerlo no elimina la responsabilidad de mantener el contacto directo con la realidad.

Olvidarlo nos puede hacer dogmáticos y prescindibles.

 

Otras notas relacionadas:
La importancia de las decisiones
¿Cuestión general o excepcional?
El restringido ámbito de la decisión
¿Decides lo correcto o lo conveniente?
La ejecución de la decisión